El sendero de Cicera a Braña los Tejos, es una de los recorridos de montaña más espectaculares de toda la Cordillera Cantábrico, y del máximo interés botánico, pues precisamente y como el nombre del lugar de destino ya indicará, transitaremos por todas las especies autóctonas de bosque cantábrico. Castaños, robles, hayas, serbales de los cazadores, fresnos, acebos, abedules, tejos, irán adornando nuestro recorrido a medida que ascendamos, cambiando de especie, para concluir en un paraje natural único, la Braña de los Tejos, quizá el único lugar de todo el continente europeo en el que se reúnan tantos tejos en estado natural, muchos de ellos milenarios. Además impresionante mirador.
Salvamos 900 metros de altitud, partiendo del bellísimo Cicera, cuya arquitectura ha permanecido inalterada desde su origen medieval, y por el sendero forestal de Cordancas, habremos de ganar la cumbre de Braña los Tejos, a 1.415 metros tras poco más de dos horas de ascensión. Algunos tramos con bastante pendiente, pero que con paciencia, no debemos tener problema alguno en coronar.
El primer tramo por la antigua Ermita de Santa Cilde, muy bello con avellanos, paralelo al arroyo de Cicera, en el que hay unos recónditos lugares de arbolado y pradería. Una vez coronemos Cordancas a 900 metros de altitud, transitaremos por el refugio de pastores recientemente restaurado por el Ayuntamiento de Peñarrubia, para adentrarnos con todo su vigor en el Murón, y el hayedo. Recreamos un antiguo sendero de montaña ancestral, utilizado por el hombre, desde hace muchos siglos, para ganadería, para fabricación de carbón vegetal, del que quedan vestigios claros en este bosque, para minería de blenda, abandonándose las bocaminas a principios del siglo XX. También era lugar de paso y comunicación entre Cicera y Lebeña, pues el Desfiladero de la Hermida no existía. En este tramo de bosque, que como hemos dicho hay predominio de haya, aunque otras especies también los acompañarán, como abedules, tejos, serbales, acebos, etc, y especialmente a partir de los 1.000 metros de altitud, ha habido recientes vestigios de existencia de urogallos, el gran gallo cantábrico, a punto de extinguirse, y que aquí encontraría probablemente un clima idóneo para su vida, pues esta vertiente norte es muy fría y húmeda.
Después de disfrutar de la magnífica Braña de los Tejos, seguiremos por el camino que se dirige hacia el este que nos lleva al collado Pasaneo (1344 m), al pie de la sierra de Peña Sagra, descendemos por izquierda hacia peñarrubia, por el sendero de los Caballos, al descender tenemos enfrente el collado de Traslaventa y el arroyo de Venta de los Lobos a la derecha.
La pista termina, pasando entre dos cabañas, por un callejo que conduce al Collado Carracedo. Seguimos hacia el Mirador de Agua Seles, desde donde se puede ver Cicera, nuestro destino final.
Salvamos 900 metros de altitud, partiendo del bellísimo Cicera, cuya arquitectura ha permanecido inalterada desde su origen medieval, y por el sendero forestal de Cordancas, habremos de ganar la cumbre de Braña los Tejos, a 1.415 metros tras poco más de dos horas de ascensión. Algunos tramos con bastante pendiente, pero que con paciencia, no debemos tener problema alguno en coronar.
El primer tramo por la antigua Ermita de Santa Cilde, muy bello con avellanos, paralelo al arroyo de Cicera, en el que hay unos recónditos lugares de arbolado y pradería. Una vez coronemos Cordancas a 900 metros de altitud, transitaremos por el refugio de pastores recientemente restaurado por el Ayuntamiento de Peñarrubia, para adentrarnos con todo su vigor en el Murón, y el hayedo. Recreamos un antiguo sendero de montaña ancestral, utilizado por el hombre, desde hace muchos siglos, para ganadería, para fabricación de carbón vegetal, del que quedan vestigios claros en este bosque, para minería de blenda, abandonándose las bocaminas a principios del siglo XX. También era lugar de paso y comunicación entre Cicera y Lebeña, pues el Desfiladero de la Hermida no existía. En este tramo de bosque, que como hemos dicho hay predominio de haya, aunque otras especies también los acompañarán, como abedules, tejos, serbales, acebos, etc, y especialmente a partir de los 1.000 metros de altitud, ha habido recientes vestigios de existencia de urogallos, el gran gallo cantábrico, a punto de extinguirse, y que aquí encontraría probablemente un clima idóneo para su vida, pues esta vertiente norte es muy fría y húmeda.
Después de disfrutar de la magnífica Braña de los Tejos, seguiremos por el camino que se dirige hacia el este que nos lleva al collado Pasaneo (1344 m), al pie de la sierra de Peña Sagra, descendemos por izquierda hacia peñarrubia, por el sendero de los Caballos, al descender tenemos enfrente el collado de Traslaventa y el arroyo de Venta de los Lobos a la derecha.
La pista termina, pasando entre dos cabañas, por un callejo que conduce al Collado Carracedo. Seguimos hacia el Mirador de Agua Seles, desde donde se puede ver Cicera, nuestro destino final.
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